El Tribunal Estatal de Justicia de Sao Paulo en Brasil autoriza la instalación de una estatua gigante de Virgen de Aparecida, en la ciudad de Aparecida, tras una batalla legal de más de 2 años contra una asociación atea que trató de impedir su construcción. El monumento de acero inoxidable tiene unos 50 metros de altura, cerca de 20 metros más que la estatua del Cristo del Corcovado de Río de Janeiro. Las piezas de la obra, que quedó en etapa de construcción, se encuentran cerca de Via Dutra, la principal carretera entre Sao Paulo y Río de Janeiro, las 2 ciudades más grandes de Brasil.
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Suscríbase al boletín de VenLLos jueces determinaron el 9 de marzo pasado que la obra se justifica porque el principal foco económico de Aparecida es el turismo religioso, que atrae a miles de personas y promueve el comercio local. El 21 de octubre de 2019, la jueza Luciene Ferreira Allemand aceptó la demanda de la Asociación Brasileña de Ateos y Agnósticos para prohibir la instalación de la obra, tras considerar que se hacía el supuesto uso de fondos públicos y la presunta donación de terreno municipal para promover la fe católica. Posteriormente, el municipio apeló la decisión y, luego de un litigio que duró más de dos años, los magistrados de la Novena Sala de Derecho Privado del Tribunal de Justicia de Sao Paulo (TJSP) revocaron el fallo y ratificaron que en ese momento no se vulneró el principio de laicidad del Estado por parte del alcalde. «Aparecida es la capital mariana de Brasil, y esta decisión judicial vino a reconocer la religiosidad del pueblo brasileño», afirmó el alcalde, tras el fallo.
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La orden judicial también dictaminó que tampoco debían ser removidas otras 5 esculturas de la patrona de Brasil que se colocaron en diferentes partes de la ciudad en 2017 con motivo del 300 aniversario del hallazgo de la imagen original de la Virgen Aparecida en el río Paraíba do Sul. Las imágenes marianas que iban a ser retiradas se ubican en las rotondas de Aparecida del Norte, en Sao Paulo, ciudad de gran importancia para los católicos, dado que allí se encuentra la basílica de Nuestra Señora Aparecida, la segunda más grande del mundo después de la basílica de San Pedro del Vaticano. «Se respetó el orden nacional, en detrimento del activismo judicial tan presente en nuestros días. Se conservó conservado la historia de nuestro país, tan ligada a la religión católica», indicó Miguel da Costa Carvalho Vidigal, abogado y director de la Unión de Juristas Católicos de Sao Paulo en Brasil (Ujucasp), al felicitar la decisión de la Novena Sala de Derecho Privado que autoriza la instalación de la gran estatua mariana.
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