SEAMOS COHERENTES CON NUESTRAS CONVICCIONES.
Por Rubén Revello.
Ser fuertes para no desviarnos del bien
Hace falta fortaleza. Tener un carácter lo suficientemente fuerte como para no dejarse vencer ni por la contrariedad antes de conseguir el bien, no cansarse, ni por los vientos que tratan de arrancarnos del bien. Viene muy a cuento por los tiempos en los cuales estamos viviendo, donde mantenerse, adherir a un determinado bien no es fácil. Uno ve qué condición lábil presentan muchos de nuestros jóvenes y no tan jóvenes, hay que decirlo, respecto de algunos bienes como ya no digo religiosos, como la fe de Dios, la Iglesia, la práctica de los sacramentos, sino de cuestiones anteriores, más humanas. Por ejemplo, la adhesión al bien común, la adhesión a la humanidad, el considerar la prioridad del ser humano.
La incoherencia de la sociedad actual
Estamos haciendo con varias universidades de ciencias médicas de España y Latinoamérica un concurso fotográfico donde los estudiantes tienen que mostrar en una foto lo que ellos entienden que es la vulnerabilidad. Y contaba la investigadora que está haciendo este estudio en España que sorprendentemente para una gran mayoría de alumnos europeos la vulnerabilidad era representada por un perrito, por un gatito, no por un ser humano. Es decir, se conmovían y defendían a los animales, pero pasaban en diferentes respecto de la pobreza, la ancianidad, la niñez con hambre, la prostitución, la enfermedad, el abandono que muestra la vulnerabilidad humana. No registraban la vulnerabilidad como humana. Mayoritariamente la vulnerabilidad tenía que ver con los animales. Es decir, el bien común de la humanidad, ya hasta eso, deja de ser un bien por el cual luchar. Y de hecho nosotros lo vemos acá. Muchos se han hecho veganos y vegetarianos porque no hay que matar un animalito, pero ellos mismos incoherentemente defienden el aborto, con lo cual jerárquicamente la vida de un caracol o la vida de una vaca parece estar por encima de la vida y la dignidad del ser humano. El valor de la familia, la familia ya no es más un bien por el cual luchar. Por eso digo, me parece que es el gran síntoma de nuestro tiempo.
Luchar por el bien
Y por otro lado uno ve, no sin sorpresa, gente grande que en vez de ser como Eleazar que seguía firme en sus convicciones sobre el bien, dicen que hay que ser moderno, hay que estar a la altura de nuestros tiempos, hoy en día es otra cosa y terminan convirtiéndose a este mundo anodino y mediocre. Digámoslo con todas las letras. Me parece que tenemos que ser personas un poquito más coherentes. Tener una convicción firme y mantenernos firmes en nuestras convicciones. Luchar por aquello que estamos convencidos que es el bien, pero si tenemos fundamentos de lo que decimos.
SEAMOS COHERENTES CON NUESTRAS CONVICCIONES.