70 sacerdotes de la diócesis de San Rafael opinan sobre el cierre del seminario

Unos 70 sacerdotes de la diócesis de San Rafael dieron su opinión sobre el cierre del seminario ‘Santa María Madre de Dios’, el 4 de agosto pasado, en una carta dirigida a la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina.

70 sacerdotes San Rafael

Unos 70 sacerdotes de la diócesis de San Rafael dieron su opinión sobre el cierre del seminario ‘Santa María Madre de Dios’, el 4 de agosto pasado, día de san Juan María Vianney, en una carta dirigida a la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), en respuesta al comunicado que emitió la CEA. Aseguraron que durante «muchos años la relación» con el obispo «ha sido satisfactoria, de paz, más allá de los roces propios de toda familia». Afirmaron que el mismo prelado se jactó «en reiteradas oportunidades de su clero y de la obediencia del mismo, de su seminario, del nivel de sus formadores, de no tener problemas litúrgicos en su diócesis, de los sacerdotes colaborando en otras diócesis y de la misión en Cuba».

Precisaron que desde la fundación del seminario se ordenaron unos 150 sacerdotes. «En la diócesis tenemos un sacerdote cada 2.300 habitantes, la mitad está ejerciendo el ministerio en otras diócesis (con tres parroquias a cargo en Cuba), 40 seminaristas y más de 30 formadores que han hecho estudios de post grado. Entre los egresados de los últimos 15 años sólo ha dejado el ministerio un sacerdote. ¿No son datos significativos? Muy recientemente todos hemos quedado sorprendidos, sacerdotes y laicos, por la medida sanitaria de la obligatoriedad de comulgar en la mano. Mientras todo el país está padeciendo los efectos de la pandemia y la Iglesia debe salir a atender tantas necesidades, ¿era el momento más adecuado para tal medida?», cuestionaron. «Aparte de la constatación oficial de llevar ya más de 100 días sin casos de COVID-19 en el territorio diocesano y dejando de lado el hecho de rechazar todo diálogo y opinión de sus sacerdotes para buscar soluciones alternativas, nos ha puesto en un drama de conciencia pues todos los documentos de la Iglesia insisten en el derecho del laico a elegir el modo de recibir la comunión», sostuvieron.

«Más allá de nuestras preferencias, es bien sabido que en esta diócesis coexisten sin drama los dos modos de comulgar. Pero lo que ha afectado masivamente a sacerdotes, laicos, seminaristas y sus familias es la decisión de cerrar el seminario. ¿Qué razones verídicas han llegado a Roma? ¿Por qué no ha habido una instancia de indagación y diálogo? ¿En base a qué datos concretos se sostienen públicas dudas sobre su espíritu evangélico? ¿Más aún, de no adhesión a la totalidad, o con reservas, del Magisterio de la Iglesia y el Vaticano II? La respuesta sería demasiado extensa, pero tengan por seguro que jamás en el seminario y en la diócesis se ha vivido ese conflicto», lamentaron. Los presbíteros que representan más del 80 % del clero diocesano consideraron que si algo los definió «es justamente la adhesión a la totalidad del Magisterio en sus XX siglos». «Muchos obispos nos comprenden y apoyan. De varias diócesis nos solicitan sacerdotes acuciados por la escasez. Con gran dolor por el estado público que ha tomado una situación que debía resolverse internamente, nos parece que para bien de la Iglesia hubiera sido mejor que con caridad y en privado se hubiesen corregido nuestras faltas y no sembrar sospechas sobre una institución tan valiosa y sobre temas tan esenciales. No podemos dejar de referir esta reciente anécdota, muy consoladora para nosotros: cuando un obispo cubano, de visita en Roma, le solicitó sacerdotes a Francisco, ‘pedile a Taussig de la Argentina que tiene de sobra’, le respondió», enfatizaron los 70 sacerdotes de la diócesis de San Rafael.

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