4 cardenales y 70 obispos alertan en un reciente escrito de peligro de un cisma de la Iglesia en Alemania debido al curso que sigue su ‘Camino Sinodal’, que públicamente y en diversas ocasiones, manifestó posturas contrarias a la doctrina católica, tras aseverar que el mismo «muestra más sumisión y obediencia al mundo y a las ideologías que a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador». Enfatizaron en una de sus indicaciones que el Camino Sinodal alemán parece obra de «expertos y comités que se manifiesta altamente burocratizado, obsesivamente crítico y encerrado en sí mismo», que es «una forma extendida de esclerosis eclesial que, irónicamente, llega a ser antievangélica en su estilo». Hace pocas semanas, también se pronunciaron sobre el Camino Sinodal de Alemania los obispos de los países nórdicos y los polacos.
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Los cardenales Francis Arinze, George Pell, Wilfred Napier y Raymond Burke, junto a unos 70 obispos, en su mayoría norteamericanos, con una veintena de obispos africanos, sobre todo de Tanzania, publicaron la «carta fraterna» dirigida a los prelados alemanes, con fecha del lunes 11 de abril. Entre los prelados norteamericanos se encuentran el arzobispo de Denver, Samuel Aquila; el arzobispo de Oklahoma, Paul Coakley; el arzobispo de San Francisco, Salvatore Cordileone; el arzobispo de Kansas City en Kansas, Joseph Naumann; el arzobispo de Portland en Oregón, Alexander Sample; el arzobispo de Vancouver, British Columbia, Michael Miller; entre otros. El arzobispo de Mwanza, Tanzania, Renatus Nkwande, y el arzobispo Mbeya, Tanzania, Gervais Nyaisonga, son 2 de los prelados africanos firmantes de la carta. «En una época de rápida comunicación global, lo que acontece en una nación repercute en la vida eclesial de otros lugares. De este modo, el proceso del Camino Sinodal promovido en la actualidad por los católicos en Alemania tiene consecuencias para la Iglesia a escala mundial. Esto incluye a las Iglesias locales que pastoreamos y a los muchos fieles católicos de los cuales somos responsables», afirmaron los obispos de Estados Unidos, Canadá, Tanzania, Camerún, y otros países, en su escrito en el que enumeran problemas y críticas. Los prelados mencionaron que sus 7 indicaciones tienen su raíz en el capítulo 12 de la Carta de San Pablo a los Romanos, especialmente en la advertencia de no acomodarse «al mundo presente».
«La seriedad de estas observaciones se desprende tanto de la confusión que el Camino Sinodal causó, y continúa causando, como del potencial para el cisma en la vida de la Iglesia en que derivará inevitablemente», denunciaron. «Desoyendo al Espíritu Santo y desatendiendo el Evangelio, las acciones del Camino Sinodal socavan la credibilidad de la autoridad de la Iglesia —incluyendo la del Papa Francisco—, la antropología cristiana y la moral sexual, y la verosimilitud de la Escritura», lamentaron en la primera indicación. En la segunda aseguraron que «a pesar de exhibir un barniz de vocabulario e ideas religiosas, los documentos del Camino Sinodal alemán parecen mucho más inspirados por el análisis sociológico y la política contemporánea, incluyendo las ideologías de género, que por la Escritura y la Tradición, las cuales, para el Concilio Vaticano II, son un único depósito sagrado de la Palabra de Dios». «El contenido del Camino Sinodal parece reinterpretar y menoscabar el significado de la libertad cristiana. Para el cristiano, la libertad es el conocimiento, la voluntad y la resuelta habilidad de hacer lo que está bien», sostuvieron en otra de las indicaciones. En su indicación final, aseguraron que el mayor problema del Camino Sinodal es «terriblemente irónico». «Por su ejemplo destructivo, el Camino Sinodal podría conducir a algunos obispos, y conducirá a muchos fieles laicos, a desconfiar de la misma idea de ‘sinodalidad’, impidiendo asimismo la necesaria conversación de la Iglesia sobre el cumplimiento de su misión de convertir y santificar el mundo», lamentaron los 4 cardenales y 70 obispos.
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