170 obispos y 5 santos en primera Misa en la catedral de Notre Dame tras reapertura

El arzobispo de París, Laurent Ulrich, presidió la primera Misa en la catedral de Notre Dame tras su reinauguración, el domingo 8 de diciembre, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, en presencia de 170 obispos de todo el mundo. La ceremonia de consagración del altar comenzó con la colocación en el mismo de las reliquias de 5 santos cuya historia está ligada a la Iglesia en París.

El arzobispo de París, Laurent Ulrich, presidió la primera Misa en la catedral de Notre Dame tras su reinauguración, el domingo 8 de diciembre, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, en presencia de 170 obispos de todo el mundo, un sacerdote de cada una de las 106 parroquias de la arquidiócesis local, y un sacerdote de cada una de las 7 iglesias católicas de rito oriental, numerosas personalidades y jefes de Estado, entre ellos, el presidente de Francia, Emmanuel Macron.

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La ceremonia de consagración del altar comenzó con la colocación en el mismo de las reliquias de 5 santos cuya historia está ligada a la Iglesia en París, como es el caso de santa María Eugenia Milleret, santa Magdalena Sofía Barat, santa Catalina Labouré, san Carlos de Foucauld y el beato Vladimir Ghika. Posteriomente, Ulrich rezó la oración de consagración y ungió con el crisma el altar, antes de encender el incienso, adornar e iluminar el altar, donde ocurre «el sacrificio de Cristo, el lugar donde da su vida por todos» y que «se prepara como mesa fraterna para la Cena del Señor».

El prelado constató como la catedral de París «recupera su esplendor como ninguna persona la conoció antes» e invitó a todo el pueblo francés a «participar de la alegría de los creyentes aquí, que rinden gloria a Dios de haber recuperado su Iglesia madre». Animó a los fieles a no solo deslumbrarse por la belleza redescubierta de las piedras, sino a dejarse «guiar a las mayores alegrías, al don más hermoso que Dios les hace y nos hace de su presencia amorosa, de su cercanía a los más pobres, de su poder transformador en los sacramentos».

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