El Vaticano, que tiene como máxima autoridad al Papa Francisco, denunció el trato de «la vida de los ancianos y las personas con discapacidad como una carga insoportable para la sociedad», durante la 75° sesión de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, el 6 de octubre pasado. El observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, Gabriele Caccia, denunció en un comunicado que la reinterpretación de los derechos humanos beneficia a los poderosos a expensas de los débiles.
«Las leyes existen, no para causar la muerte, sino para proteger la vida y facilitar la convivencia entre los seres humanos. La creciente presión para reinterpretar los fundamentos mismos de los derechos humanos y comprometer su unidad interior para alejarse de la protección de la dignidad humana y satisfacer intereses políticos y económicos. Este enfoque crea una jerarquía de derechos humanos al relativizar la dignidad humana y asignar más valor y derechos a los fuertes y saludables, mientras descarta a los débiles», aseveró Caccia, al criticar específicamente la promoción del aborto y la eutanasia como supuestos «derechos».
Aseguró que «esta falta de comprensión de la naturaleza y la realidad de los derechos humanos conduce a graves desigualdades e injusticias, como ignorar a los niños en el útero y tratar la vida de los ancianos y las personas con discapacidad como una carga insoportable para la sociedad». El representante del Vaticano citó ‘Samaritanus bonus’, una carta publicada el mes pasado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, e indicó que «así como no existe el derecho al aborto, tampoco existe el derecho a la eutanasia». «Las leyes existen, no para causar la muerte, sino para proteger la vida y facilitar la convivencia entre los seres humanos», reiteró.
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