LA COMUNIÓN EUCARÍSTICA Y LAS LECCIONES DE LA HISTORIA (6). Una Iglesia que busca sus fuentes
Continuación de ¿La Eucaristía ha quedado demasiado lejos?.
Por Silvio Pereira.
8. El siglo XX
Evidentemente hace falta que pase el tiempo para hacer historia. Y aunque en nuestros días la constante aceleración tecnológica nos hace percibir todo pasado —por cercano que sea— como muy lejano, aún no hay suficiente perspectiva. Obviamente las dos guerras mundiales, la bomba atómica y la amenaza nuclear y bacteriológica, el mundo partido por la ‘guerra fría’, la llegada a la luna junto a la exploración del espacio y una multitud de satélites orbitales sobre la Tierra —muchas veces con desconocido propósito—, la investigación y manipulación genética y la sistemática violación masiva de derechos humanos dan señales de un tiempo convulsionado y violento.
Supongo que habrá consenso en sentenciar que en ningún otro tiempo de la historia la humanidad se auto percibió en planetario peligro de autodestrucción inminente como en el siglo XX. Tiempo de un progreso arrollador e imparable que junto a las posibilidades —exageradas en fantasías futuristas— arrojaba a cada paso sombras de peligros latentes. Obviamente hubo reacciones altamente positivas y fuerzas pacificadoras de gran envergadura y luminosa belleza. En todo caso emergió una conciencia global que no se tenía desde los tiempos antiguos de los grandes Imperios: «el mundo, todo el mundo».
Gran parte de la Iglesia mira y narra este período diría con ‘romántica añoranza’ de lo vivido por ella, pues percibe el Concilio Vaticano II como un hito del todo decisivo en su camino. ‘Pre-conciliar’, en el lenguaje coloquial del interior eclesial, suele funcionar como un antes y después absoluto. Como ya hemos discutido, la ‘hermenéutica de la ruptura’ parece haber instalado en el imaginario colectivo casi una refundación total de la Iglesia que sin embargo no termina de concretarse y está siempre impedida por oscuras fuerzas retrógradas. ¿Es posible aún una mirada desapasionada y escrutadora de la verdad sobre esta Iglesia en busca de sus fuentes?
La comunión diaria y frecuente
Al comenzar el siglo XX el Papa Pío X no solo permitió que los niños llegados a la edad de la razón accedieran a la comunión sacramental sino que previamente animó la comunión frecuente de todos los fieles mediante el Decreto Sacra Tridentina Synodus —20 de Diciembre de 1905—. Dicho texto parte de la exhortación tridentina a la comunión sacramental efectiva de los asistentes a Misa y luego recorre argumentos desde la Escritura y los Santos Padres a favor de la comunión frecuente como también las dificultades y exageraciones piadosas —sobre todo del jansenismo— que ponían grandes exigencias y obstáculos para acercarse a la comunión. Frente a esta polémica en su parte normativa el decreto establece:
«…Su Santidad, deseando sobre todo, dado su celo y solicitud, que el pueblo cristiano sea llamado al sagrado convite con muchísima frecuencia y hasta diariamente, y disfrute de sus grandísimos frutos…
- Dése amplia libertad a todos los fieles cristianos, de cualquier clase y condición que sean, para comulgar frecuente y diariamente, pues así lo desean ardientemente Cristo nuestro Señor y la Iglesia Católica: de tal manera que a nadie se le niegue, si se halla en estado de gracia y tiene recta y piadosa intención.
- La rectitud de intención consiste en que el que comulga no lo haga por rutina, vanidad o respetos humanos, sino por agradar a Dios, unirse más y más con Él por el amor y aplicar esta medicina divina a sus debilidades y defectos.
- … y con este sincero propósito no puede menos de suceder que los que comulgan diariamente se vean poco a poco libres hasta de los pecados veniales y de la afición a ellos.
- Como los Sacramentos de la Ley Nueva, aunque produzcan su efecto ex opere operato, lo causan, sin embargo, más abundante cuanto mejores son las disposiciones de los que los reciben, por eso se ha de procurar que preceda a la Sagrada Comunión una preparación cuidadosa y le siga la conveniente acción de gracias, conforme a las fuerzas, condición y deberes de cada uno».
Sin duda esta decisión marcó profundamente el camino eclesial, fue un verdadero viraje pastoral y creo que nunca ha sido valorada en su real dimensión. Igualmente se ha de notar que no es más que la concreción tardía de una larga recepción del Concilio de Trento. Han debido transcurrir trescientos cincuenta años para poder avanzar en este sentido y probablemente nada se hubiese logrado sin la otra decisión conexa de invertir el orden teológico de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana y adelantar masivamente la participación eucarística de los niños a temprana edad.
UNA IGLESIA QUE BUSCA SUS FUENTES. Por Silvio Pereira
El Padre Silvio Dante Pereira Carro es también autor del blog Manantial de Contemplación. Escritos espirituales y florecillas de oración personal.
EL PADRE SILVIO…
EL HOMBRE QUE LO DIFÍCIL LO HACE SIMPLE Y SENCILLO… 🔍 😄 siempre me asombra el poder de síntesis de sus escritos!