El presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Vincenzo Paglia, alerta del avance de una «concepción vitalista de la vida», al referirse al debate en Italia y en otros lugares sobre el final de la vida humana y la eutanasia. El 15 de agosto pasado se cumplieron 5 años del Quirógrafo del Papa Francisco a Paglia por su nombramiento como Gran Canciller del Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia y como presidente de la Pontificia Academia para la Vida.
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«Estoy profundamente preocupado porque una concepción vitalista de la vida, una concepción juvenilista y salubrista se va insertando en la sensibilidad de la mayoría, según la cual se expulsa todo lo que no corresponde a un determinado bienestar y a una determinada concepción de la salud», denunció Paglia, al aseverar que «existe la tentación de una nueva forma de eugenesia: quien no nazca sano no debe nacer». «Y junto a esto hay una nueva concepción de la salud por la que los que nacen y no están sanos deben morir. Es la eutanasia. Es una insinuación peligrosa que envenena la cultura», aseveró. El arzobispo explicó que «es indispensable que la Iglesia recuerde a todos que la fragilidad, la debilidad, es parte constitutiva de la naturaleza humana y de toda la creación. Y esto exige una nueva relación de fraternidad entre todos».
Indicó que «la debilidad exige la urgencia de la fraternidad porque es en la fraternidad donde nos cuidamos unos a otros», al sostener que «no es casualidad que la Pontificia Academia para la Vida haya querido llamar a todos a reflexionar sobre aquellas personas que fueron descartadas y olvidadas». «Personas que pagaron amargamente la pandemia. Me refiero a los ancianos, los discapacitados y los niños. Es urgente volver a partir de los débiles, de los más frágiles, podríamos decir de las periferias de la vida, para construir un mundo verdaderamente humano para todos. No hay que dejar a nadie atrás», pidió.
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