El obispo de Avellaneda-Lanús, Marcelo Julián Margni, indicó que «el misterio de la Trinidad está en el corazón de nuestra fe», en la homilía de la Misa del sábado 3 de junio, al acompañar a los siervos de la Santísima Trinidad —que trabajan en la diócesis— en el Centro Misionero Santísima Trinidad, en Remedios de Escalada, en la celebración de sus fiestas patronales. Concelebraron el padre Arturo Saiz, capellán del Centro Misionero Santísima Trinidad, y los presbíteros Ricardo Nariccio, párroco de Nuestra Señora de los Remedios, y Fernando Abraham, párroco de San Judas Tadeo. Diaconaron Alberto López Micossi y José Maya.
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«El misterio de la Trinidad, que está en el corazón de nuestra fe, lo celebramos hoy después de celebrar el domingo pasado Pentecostés, la plenitud de la Pascua», sostuvo el obispo Margni. «Hoy queremos completar esa fe nuestra mirándolo a Dios como Trinidad, que nos viene a decir que Dios no es un ser solitario. De hecho cuando se quiere cuando se quiere hablar para imaginar, cómo imaginamos que puede ser el infierno. Algunos dicen que es posible imaginar esa condena eterna del ser humano en lo que significa la experiencia de la soledad. El infierno es soledad, es decir, vivir la vida sin pensar en nadie y aún peor pensando que nadie se acuerda de mí», indicó.
Margni afirmó que «el misterio de la Trinidad nos viene a decir que lo que está bueno es vivir con otros; que el amor existe cuando hay relación». «En el misterio de la Trinidad en el que nosotros afianzamos nuestra idea de que Dios es uno y 3. Es una naturaleza, pero son 3 personas. Si nosotros lo llevamos a pensar a otra medida, lo que significa el misterio de la humanidad nos animamos a afirmar también que nosotros somos distintos, pero somos iguales… Nosotros somos iguales en nuestra dignidad. Ninguno pierde la dignidad que le da el sentido más profundo de ser hijo de Dios, eso que nosotros afirmamos en el Bautismo», enfatizó, al reiterar que «todo bautizado celebra en su vida la dignidad de ser hijo de Dios».
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