«La condición del pueblo birmano es similar a la de María y José durante la primera Navidad»

El arzobispo de Mandalay, Marco Tin Win, indicó que el pueblo birmano está «lejos de casa, en la selva, los bosques y las cuevas del país, corriendo por su vida». «Las personas que vienen a Misa tienen miedo porque todos los días vienen los militares a buscar a los que luchan contra ellos. Incluso los sacerdotes y las monjas a veces se ven obligados a huir», aseveró el prelado.

«La condición del pueblo birmano es similar
Foto: YouTube RVA Myanmar.

El arzobispo de Mandalay, Marco Tin Win, sostuvo que «la condición del pueblo birmano es similar a la de María y José durante la primera Navidad», al describir la situación en Birmania, donde los combates continúan desde que los militares tomaron el control del país el 1 de febrero pasado, tras destituir al gobierno dirigido por Aung San Suu Kyi. La Navidad por segundo año consecutivo será diferente en Birmania, dado que se vivirá sin luces, ni villancicos y tampoco otras celebraciones. En Mandalay, de los 300.000 desplazados internos, unos 50.000 abandonaron sus hogares para buscar refugio en otro lugar.

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«Hasta el 2019 invitábamos a otros líderes religiosos a celebrar con nosotros. Luego, en 2020, llegó el desastre de la pandemia de Covid-19. Este año es aún peor, porque estamos sufriendo una catástrofe provocada por el hombre para la que no hay cura. Tengo 62 años y jamás en mi vida había vivido algo tan trágico», indicó el prelado, al considerar que «la condición del pueblo birmano es similar a la de María y José durante la primera Navidad: lejos de casa, en la selva, los bosques y las cuevas del país, corriendo por su vida». «En las ciudades, la gente también sufre porque hay combates todos los días. La gente de aquí está luchando por sus vidas. Solo celebraremos la Eucaristía para estar cerca de la gente, pero nada de grandes celebraciones, son demasiados los que sufren», precisó.

Reflexionó que «la Navidad es una oportunidad para compartir el amor de Dios a través de nosotros». «Este año no vamos a decorar las iglesias con luces. Pedí a los fieles que ahorren el dinero de las decoraciones y lo usen para hacer donaciones, si pueden», enfatizó el prelado, quien indicó que la Iglesia no participa en los combates, pero envía ayuda, incluso a otras comunidades religiosas. «Si tenemos algo que compartir —comida, ropa o medicinas— se lo damos a los líderes musulmanes, hindúes o budistas para que lo redistribuyan entre sus fieles», aseguró. «Las personas que vienen a Misa tienen miedo porque todos los días vienen los militares a buscar a los que luchan contra ellos. Incluso los sacerdotes y las monjas a veces se ven obligados a huir», aseveró Tin Win.

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