Francisco preside Domingo de Ramos, un día después de ser dado de alta

El Pontífice, de 86 años, presidió la Misa de Domingo de Ramos, en la Plaza de San Pedro, visiblemente fatigado, un día después de recibir el alta hospitalaria del Gemelli de Roma, donde estuvo ingresado para recuperarse de una bronquitis.

Francisco presidió la Misa de Domingo de Ramos, en la Plaza de San Pedro, visiblemente fatigado, el domingo 2 de abril, un día después de ser dado de alta del hospital Gemelli, donde estuvo ingresado para recuperarse de una bronquitis. Al finalizar la celebración eucarística, se realizó la Procesión de Ramos hasta el altar central. El Pontífice no utilizó silla de ruedas en esta ocasión y fue trasladado en ‘papamóvil’ por el pasillo central.

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«El sufrimiento de Jesús fue grande y cada vez que escuchamos el relato de la Pasión nos conmueve. Sufrió en el cuerpo: de las bofetadas a los golpes, de la flagelación a la corona de espinas, hasta llegar al suplicio de la cruz. Sufrió en el alma: la traición de Judas, las negaciones de Pedro, las condenas religiosas y civiles, las burlas de los guardias, los insultos bajo la cruz, el rechazo de muchos, el fracaso de todo, el abandono de los discípulos», reflexionó el Papa, en su homilía.

Denunció que «hay tantos cristos abandonados invisibles, escondidos, que son descartados con guante blanco: niños no nacidos, ancianos que han sido dejados solos, enfermo no visitados, discapacitados ignorados, jóvenes que sienten un gran vacío interior sin que nadie escuche realmente su grito de dolor», por lo que reiteró que «Jesús abandonado nos pide que tengamos ojos y corazón para los abandonados».

El Pontífice, de 86 años, recibió el alta hospitalaria del Gemelli, el sábado 1 de abril, tal como estaba previsto. A la salida del lugar en el que estuvo desde el miércoles 29 de marzo, el Papa habló también con algunos de los periodistas presentes, que estaban en el estacionamiento desde el amanecer, con los habló de su estado de salud. «Sigo vivo», precisó con una sonrisa. «Solo sentí molestias, pero no tuve miedo», aseguró el Papa, al referirse a sus problemas respiratorios.

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