EL CASO THERANOS Y LA CARRERA POR OBTENER FINANCIAMIENTO PARA LAS EMPRESAS BIOTECNOLÓGICAS.

Por Nicolás Lafferriere.

El 3 de enero de 2022 un jurado encontró a Elizabeth Holmes y a Ramesh ‘Sunny’ Balwani, ex-directivos de la empresa ‘Theranos’, culpables del delito de fraude electrónico a los inversores en el marco de la causa ‘United States v. Elizabeth A. Holmes, et al.’—18-CR-00258-EJ—que tramita ante el juzgado federal de Distrito Norte de California, a cargo del juez Edward Davila.

El jurado encontró culpables a Holmes y Balwani de conspiración para defraudar a los inversores, incluyendo una defraudación por transferencias electrónicas mayores a 140 millones de dólares. En cambio, el jurado los absolvió de las acusaciones de fraude contra los pacientes y de otros tres cargos adicionales. Además, hay otras tres acusaciones de defraudación de inversores en las que no se obtuvo un veredicto unánime. En el juicio están en juego las normas 18 U.S.C. § 1343 y 18 U.S.C. § 1349.

En una nota publicada por Nature el 4 de enero de 2022, Emily Waltz recapitula cómo surgió Theranos, cómo sucedieron los fraudes a los inversores y cuáles pueden ser algunas de las enseñanzas que deja este caso.

Holmes fundó Theranos en 2003 cuando tenía 19 años con la intención de crear una empresa que ofreciera tests de sangre en forma directa al consumidor, evitando agujas y pinchazos. Waltz enfatiza que Holmes abandonó la Universidad de Stanford en California y se dedicó por completo a desarrollar la empresa que prometía responder a una demanda masiva de estudios de sangre a partir de unas pocas gotas de la persona. Supuestamente, Theranos estaba desarrollando una máquina que podría realizar más de 200 tipos de análisis de sangre a partir de las muestras extraídas por el pinchazo de un dedo de la persona.

Su estilo cautivante y ambicioso le permitió atraer consejeros e inversores de muy alto perfil mediático, entre los que se contaron ex Secretarios de Estado, de defensa y directivos de comunicación. En total, recaudó 945 millones de dólares y también celebró contratos con importantes empresas.

Sin embargo, la plataforma de Theranos solo podía realizar algunos pocos tests, mientras que el resto se hacían con los equipos convencionales de otras empresas. Además, las muestras en base a unas pocas gotas de sangre se demostraban como insuficientes para dar confiabilidad a los resultados. Waltz cita a Paul Yager, quien señaló que era un flanco débil del proyecto la idea de analizar todo a partir de una gota de sangre, pues no hay suficientes moléculas para trabajar en las detecciones a partir de esa gota.

La caída de Theranos comenzó en 2015 luego de una serie de artículos publicados por el periodista de ‘The Wall Street Journal’ John Carreyrou, quien informó sobre las deficiencias de las máquinas de Theranos. Eso disparó investigaciones que terminaron en las acusaciones por fraude.

Para Waltz, el caso Theranos recuerda a los ejecutivos de las nacientes empresas biotecnológicas que tienen que compartir la información sobre sus desarrollos en las etapas tempranas del surgimiento de los proyectos y que tienen que someterse a procesos de revisión por parespeer-review— para dar garantías a los inversores sobre el rigor científico y metodológico de los desarrollos. También enfatiza que si Holmes hubiera tenido una formación científica más sólida eso podría haber ayudado a evitar los problemas que luego se verificaron en la nueva empresa.

Waltz señala que, a partir del caso Theranos, es de esperar que los emprendedores en materia biotecnológica sean más cautos y honestos en la forma de comunicar sus descubrimientos. En este punto, pone como ejemplo el hecho de que Holmes agregó el logo de las farmacéuticas Pfizer y Schering-Plough a los informes de laboratorio en presentaciones que hacía a los inversores, en una maniobra que apuntaba a dar la impresión de que estas empresas avalaban el sistema de Theranos, cuando no era así.

El caso deja en evidencia, además, los problemas inherentes a una carrera desenfrenada por realizar anuncios que tengan impacto mediático, saltando barreras metodológicas y éticas, para lograr así captar los fondos de inversionistas que buscan maximizar su ganancia a partir de la última novedad tecnológica.

EL CASO THERANOS Y LA CARRERA POR OBTENER FINANCIAMIENTO PARA LAS EMPRESAS BIOTECNOLÓGICAS.

@nlafferriere 

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