Dictadura de Nicaragua permite hablar a obispo Rolando Álvarez desde la cárcel

Un medio afín al régimen de Daniel Ortega publicó un video con las primeras declaraciones del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, desde la cárcel Jorge Navarro de Tipitapa, conocida como 'La Modelo', quien fue condenado a 26 años y 4 meses, acusado de «traidor a la patria» y cuyo paradero no se conocía hasta el sábado 25 de marzo. «¿Me ve bien, saludable, y la cara cómo me la ven?», afirmó Álvarez, con su uniforme de preso y visiblemente más delgado.

La dictadura de Nicaragua permitió hablar al obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, desde la cárcel Jorge Navarro de Tipitapa, conocida como ‘La Modelo’. Un medio afín al gobierno de Daniel Ortega publicó un video con las primeras declaraciones del prelado condenado a 26 años y 4 meses de cárcel, acusado de «traidor a la patria» y cuyo paradero no se conocía hasta el sábado 25 de marzo. Las fotos y declaraciones difundidas serían una respuesta del régimen a las presiones de la comunidad internacional que exigían una prueba de vida del obispo, dado que la última vez que se lo vio fue en enero pasado.

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El prelado, al ser consultado sobre cómo se encuentra, precisó que «gracias a Dios bien, con mucha fuerza interior, con mucha paz en el Señor y la Virgen Santísima». Además, habló del encuentro que mantuvo con sus hermanos Vilma y Manuel Antonio. «Platicamos, comimos muy sabroso aquí con una comidita que nos facilitaron, gentil y amablemente, los amigos del sistema penitenciario», sostuvo. Tras agradecer por el buen trato recibido, Álvarez bromeó sobre su estado actual. «¿Me ve bien, saludable, y la cara cómo me la ven?», afirmó, con su uniforme de preso y visiblemente más delgado.

El prelado, de 56 años, se encuentra recluido en la cárcel ‘La Modelo’, donde se cometen una serie de violaciones a los derechos humanos como el hacinamiento de los presos, la falta de atención médica, las agresiones del personal de la cárcel contra los reclusos, la retención de los familiares que hacen visitas y la ingesta de comida mezclada con detergente. Álvarez había rechazado ser deportado junto a otros 222 presos políticos, incluidos sacerdotes y seminaristas, a Estados Unidos, al preferir quedarse junto a otros 37 presos que permanecen en las cárceles de Nicaragua.

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