DIÁLOGO VIVO CON SAN JUAN DE LA CRUZ. CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE.

Por Silvio Pereira.

  1. Unión con Dios

«…el estado de esta divina unión consiste en tener el alma, según la voluntad, con tal transformación en la voluntad de Dios, de manera que no haya en ella cosa contraria a la voluntad de Dios, sino que en todo y por todo su movimiento sea voluntad solamente de Dios» (SMC L1, Cap. 11,2).

Queridísimo Fray Juan, no te tardas nada, y ya desde los comienzos de nuestro diálogo subiendo al Monte, declaras con sencillez en qué consiste alcanzar su cima.

De hecho esta unión con Dios en su grado máximo —tal como se pueda dar aquí en la historia—, necesariamente es unión en un mismo querer sin división. Ya hablaremos seguramente acerca del tremendo camino de purgación que se debe atravesar. Y ciertamente delimitaremos con más precisión en qué consiste la unión nupcial del alma con su Dios. ¡Pero cuánto bien nos hace que nos recuerdes que la santidad no es nada más ni nada menos que conformarse a la Voluntad Divina!

En nuestro siglo padecemos eclesialmente dos problemas más pronunciados en este punto. El primero: la santidad es escasamente proclamada y más extraño aún es hallar, tanto verdaderos maestros como caminos de formación para vivirla. Además, so pretexto de una equívoca y desorientada misericordia, se tiende a convalidar la mediocridad e ir igualando todo —muy inclusivamente por supuesto— hacia abajo. El segundo: una forma de comprender la santidad atada a lo extraordinario, un culto al milagrerismo y a la espectacularidad. No creo que sean muchos Fray Juan hoy en día quienes vean en la Cruz la clave. No sé a cuántos interesará este diálogo nuestro que tendrá tanto de desasimiento, de humildad y pobreza, de nada…

Te cuento que a mí —desde el comienzo más consiente de mi andar discipular en la juventud—, me ha producido siempre gozo descubrir la Voluntad del Padre. Me he sentido en el Espíritu fascinado e inquieto por descubrir sus caminos. La paz me ha llegado al ser iluminado en Gracia y comprender su santo mandato sobre mi vida. La Voluntad de Dios no me ha provocado angustia ni miedo, por lo contrario me ha dado sosiego y me he sentido seguro bajo su refugio. Lo más penoso han sido esos intervalos de incertidumbre, esos tiempos de discernimiento que esperan dar a luz la Vida Nueva tan anhelada en Cristo.

Digo esto porque hablaremos de la mística transformación del alma que se une a su Señor. Pero nos acompañan muchos hermanos a los cuales debemos con más llaneza explicarles con sinceridad que no se preocupen tanto por tener experiencias espirituales extraordinarias porque en eso no consiste nada de cuanto es firme y permanece. Pondremos nuestro cimiento en esta verdad: hacer la Voluntad de Dios y solo la Voluntad de Dios. El Señor sabrá si por senderos ascéticos o también místicos nos lleva. Ciertamente nos conducirá por el mejor y más apropiado trayecto para cada quien.

Finalizo este intercambio, querido hermano, dándote testimonio de mi mayor alegría. Como sacerdote y pastor en su Nombre, me estremezco de dicha cuando veo a las ovejas buscar con insistencia la Palabra bendita que los introduzca en el Silencio del Padre, en su Misterio… y en ello perciban con fuerza transfigurante su santo designio de salvación. ¡Y cuánto me duele y entristece ver cristianos buscándose a sí mismos bajo todo espejismo de Adán! Te ruego intercedas por nosotros, por la Iglesia peregrina, que el Espíritu nos regale una santa hambre y sed por la Voluntad del Padre Altísimo.

*SMC: Subida al Monte Carmelo.

DIÁLOGO VIVO CON SAN JUAN DE LA CRUZ. CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE. Por Silvio Pereira.

El Padre Silvio Dante Pereira Carro es también autor del blog Manantial de Contemplación. Escritos espirituales y florecillas de oración personal.

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