«DECÍAN QUE ERA UN PERRO DE IGLESIA Y ME GOLPEABAN».

Por Jennifer Almendras.

Esta semana los medios digitales se centraron en un tema principal: el duro relato de la religiosa Gloria Cecilia Narváez en Colombia sobre su secuestro en manos del grupo islamista Al Qaeda, en el contó que sus captores la humillaban y maltrataban por su fe cristiana, tras recordar que le «decían que era un perro de iglesia» y la golpeaban.

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En cuanto al relato de la hermana Gloria Cecilia sobre su secuestroInfobae tituló: «El crudo relato de la monja Gloria Narváez sobre su secuestro: golpes, torturas y una fe que la mantuvo viva». «La religiosa contó detalles de cómo sobrevivió al cautiverio por parte del grupo extremista Al Qaeda durante más de cuatro años. En su relato para medios de comunicación, la religiosa aseguró que vivía todo el tiempo con zozobra de ser asesinada porque, ‘para la cultura —islámica—, la mujer no vale nada y más si se es católica’. ‘Me maltrataron, me humillaron, me ponían cadenas. Se burlaban de mí. Decían que era un perro de iglesia y me golpeaban’, indicó. Narváez, en su crudo relato, agregó que con un carbón y una hoja trataba de escribirle cartas a Dios y a su familia todos los días para agradecer que seguía con vida. ‘Yo nunca decía nada. Al contrario, oraba por ellos. Nunca guardé rencor. Escribía cartas con carbón a Dios todos los días y le daba las gracias por un día más de vida. Seguro Dios quiere que yo sea más humilde, más paciente, quizá más entregada a mi labor’», precisó este medio. Clarín destacó en su titular: «La monja colombiana Gloria Narváez cuenta con crudeza su secuestro por parte de Al Qaeda». «El grupo islámico la secuestró en Mali, donde hacía tareas de evangelización. Fue torturada pero su fe la mantuvo viva. La monja colombiana Gloria Cecilia Narváez, secuestrada en Malí en febrero de 2017 y liberada el pasado 9 de octubre, contó este viernes 19 la crudeza de su cautiverio, en el que incluso tuvo amarrada una bomba al cuello y del que trató de escapar tres veces sin éxito. Narváez contó que cuando la secuestraron un hombre le puso ‘cadenas en los pies, me amarró de un árbol y me dijo: aquí te quedas y se fue con su teléfono satelital’. ‘Me amarraron una especie de bomba en el cuello y me dijeron que me quedara callada’, dijo sobre otro momento crítico del secuestro. En esos primeros días, relató, uno de los jefes le dijo: ‘¿sabes quién te tiene, quién te secuestró? (…) Al Qaeda’», indicó el sitio. La Nación tituló: «Llega a Colombia la monja Gloria Cecilia Narváez tras casi cinco años secuestrada en Malí».

En otro orden de cosas, La Nación tituló en una nota de Mariano De Vedia: «Un párroco recorre ferias y anticuarios en busca de una reliquia con la sangre de Juan Pablo II robada de su iglesia». «La pieza sagrada contiene una gota de la sangre del recordado papa y santo polaco; la sustracción tuvo lugar en la Basílica del Santísimo Sacramento, en el barrio de Retiro. La creciente inseguridad en la zona céntrica porteña no respeta cultos ni sitios sagrados. Lo sufre en carne propia el sacerdote Rafael Cáceres Olave, párroco de la Basílica del Santísimo Sacramento, en el corazón del barrio de Retiro. ‘Estuve esperando que la persona que se la llevó se arrepintiera y la devolviera. Pero hasta ahora eso no ocurrió’, explicó el sacerdote a La Nación», explicó De Vedia. La Nación en una nota de Elisabetta Piqué rotuló: «Intrigas vaticanas: la defensa del cardenal acusado en el megajuicio por corrupción intentó involucrar al Papa en la causa». «La fiscalía sigue sin querer entregar videos y actas del sumario en forma completa; los abogados defensores insisten en anular el juicio. Al pedir otra vez la anulación de un juicio los abogados defensores intentaron, además, involucrar al Papa», sostuvo Piqué. Clarín destacó en el titular de una nota de Sergio Rubin: «Por el asesinato de Lucas González, los curas villeros piden un cambio en la formación de las fuerzas de seguridad». Perfil tituló en una nota de Claudio Corsalini: «Buenos Aires bajo tierra: abren para visitar un túnel jesuita del siglo XVIII en San Telmo». «Está en la iglesia San Ignacio de Loyola, junto al Colegio Nacional, y se abre por primera vez al público en tres siglos. Además del pasaje, el único en su tipo que queda en la Ciudad, se puede subir hasta el campanario», precisó Corsalini. Perfil también rotuló: «Quién fue el Padre Mario Pantaleo, un futuro santo que obró milagros en Argentina». «Nacido en Pistoia, Italia, llegó a la Argentina a los 9 años junto a su familia que escapaba de las necesidades de la primera posguerra. Vivió en Córdoba, fue cura en Santa Fe y pasó el resto de su vida en González Catán», indicó este medio. Además, el mismo destacó en el titular de la nota de Silvina Márquez, José Ignacio Dabusti, Adriana Ingratta y Marco Gallo: «El milagro argentino que abrió las puertas de la santidad a Juan Pablo I».

«DECÍAN QUE ERA UN PERRO DE IGLESIA Y ME GOLPEABAN».

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