Cardenal Woelki: «Durante demasiado tiempo no predicamos sobre necesidad de conversión a Dios»

El arzobispo de Colonia, Rainer Woelki, recordó que «los signos de los tiempos apuntan a la necesidad de arrepentimiento y conversión», durante la Misa matutina del tercer día de la asamblea plenaria de primavera de la Conferencia Episcopal Alemana. «La Iglesia tiene necesidad de purificación. Siempre. Y en ella tenemos que recorrer un camino de arrepentimiento y renovación para siempre», aseguró.

Cardenal Woelki: «Durante demasiado
Foto: YouTube DOMRADIO.

El cardenal y arzobispo de Colonia, Rainer Woelki, sostuvo que «durante demasiado tiempo» no predicaron «con suficiente claridad» sobre «la necesidad de la conversión a Dios y a su voluntad», durante la reciente homilía que pronunció durante la Misa matutina del tercer día de la asamblea plenaria de primavera de la Conferencia Episcopal Alemana (CEA). Reflexionó que «los días del tiempo penitencial pascual en su conjunto» llaman a la conversión y nos invitan a «reflexionar de nuevo sobre el Evangelio y la voluntad de Dios».

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Reiteró que «los signos de los tiempos apuntan a la necesidad de arrepentimiento y conversión». «La Iglesia tiene necesidad de purificación. Siempre. Y en ella tenemos que recorrer un camino de arrepentimiento y renovación para siempre. No sólo hoy, sino en todo momento. Esto significa que la vida de un cristiano incluye siempre, obviamente, una actitud penitencial. Como lo es para la vida de toda la Iglesia». Afirmó que lo que se necesita es «una actitud que busque constantemente responder cada vez mejor y cada vez más a la voluntad y a las intenciones de Dios».

Aseguró que la conciencia de pecado de las personas no es una forma de odio a sí mismas, sino una actitud «por amor a Dios, a nuestros semejantes y a nosotros mismos, porque con la conversión a Dios viene la promesa de una alegría verdadera y liberada». «Esta actitud de conversión, sin embargo, nunca alcanza su meta, porque se trata de estar siempre más atentos a dónde podemos responder aún más a la voluntad de Dios y a su amor por nosotros y por todos los hombres, especialmente los pobres y los débiles. Porque siempre podemos crecer en nuestro amor a Dios».

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