Cardenal Poli: «El Niño Jesús en brazos de Cayetano sacerdote nos sigue diciendo: ‘Vengan a Mí’»

El arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, aseguró que las palabras de Jesús adquieren una «proyección insospechable en el santuario del santo del pan y del trabajo». «Como 'no existe peor pobreza como aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo', nos ponemos frente a la imagen del santo del pan y del trabajo: pedimos que interceda ante el 'Dios que ama la vida' para que no falte lo que sostiene a nuestras familias, nos dignifica y es causa de alegría», imploró.

Cardenal Poli: «El Niño Jesús
Foto: YouTube Santuario San Cayetano.

El cardenal y arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, aseguró que «el Niño Jesús en brazos de Cayetano sacerdote nos sigue diciendo: ‘Vengan a Mí…’ los que están desesperanzados… los que no encuentran sentido al seguir luchando por una vida digna», al presidir la Misa central de la celebración en honor a san Cayetano, en el santuario del barrio porteño de Liniers, el sábado 7 de agosto. Los peregrinos —en su festividad que llevó el lema ‘San Cayetano con corazón agradecido, te pedimos paz, salud y trabajo’— dejaron sus plegarias delante de la imagen del santo patrono del pan y del trabajo que fue expuesto en el atrio del templo como parte de las disposiciones sanitarias por la pandemia de COVID-19 .

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Reflexionó sobre el pasaje del Evangelio en el que «Jesús concluye esta bendición convirtiéndola en una amorosa y persuasiva invitación: Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré», al sostener que las palabras de Cristo adquieren una «proyección insospechable en el santuario del santo del pan y del trabajo». El cardenal Poli precisó que «el Niño Jesús en brazos de Cayetano sacerdote nos sigue diciendo: ‘Vengan a Mí…’ los que están desesperanzados, los que golpearon muchas puertas y no se abrieron, los que salen a buscar trabajo bien temprano y llegan a sus casas desalentados, los que no encuentran sentido al seguir luchando por una vida digna». «’Vengan a Mí…’, los que temen por su salud y se sienten agobiados por sus sufrimientos y temores, los que fueron defraudados por promesas incumplidas y no saben cómo sobrevivirán mañana», sostuvo, en la homilía.

«‘Vengan a Mí…’ los abuelos y ancianos que se sienten marginados, excluidos y olvidados, solos y enfermos: sientan el abrazo del consuelo de un Dios que los ama y valora. ‘Vengan a Mí…’ los jóvenes que se sienten decepcionados, sin futuro, en nuestra propia patria», reflexionó el purpurado, al indicar que «a todos ellos, el Jesús que predica san Cayetano siempre tiene una palabra de aliento y alivio, para que los devotos vuelvan consolados a sus casas, a lo cotidiano, con la certeza de que Dios no se olvida de sus amigos, que sus promesas no defraudan, nunca nos decepcionan, y ustedes lo saben bien». «En medio de las pruebas que no faltan, nos edifica y conmueve la solidaridad de los devotos en este tiempo de pandemia. No han dejado de enviar víveres y ropa para los más necesitados, y sus visitas al santuario en momentos tan difíciles ha sido un testimonio de fidelidad a Dios y gratitud a San Cayetano, por las gracias recibidas», aseguró, al referirse a la generosidad de los peregrinos y devotos del santo.

Poli precisó que «el encuentro con quienes compartimos la fe y las pruebas de la vida nos alienta a seguir caminando». «Es que el santuario es un espacio de gracia donde nos reconocemos hermanos e hijos de un mismo Padre Dios; es el lugar elegido por el pueblo humilde, donde se trazan puentes cordiales entre los que comparten sus bienes, porque aun en su estrechez e indigencia, piensan en los que menos tienen. Como en la Iglesia de los primeros tiempos, en san Cayetano se crea un clima de familia y se proclama que ‘la felicidad está más en dar que en recibir’», explicó. «Como ‘no existe peor pobreza como aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo’, hoy nos ponemos frente a la imagen del santo del pan y del trabajo: pedimos que nos dé una mano e interceda ante el ‘Dios que ama la vida’ para que no falte lo que sostiene a nuestras familias, nos dignifica y es causa de alegría para todos. ¡San Cayetano, ruega por nosotros!», imploró el prelado.

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