Beatifican a Mártires del Zenta en Salta

El cardenal y prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Marcello Semeraro, presidió la Misa de beatificación en el Parque de la Familia, ciudad de Orán, de los sacerdotes Pedro Ortiz de Zárate y Juan Antonio Solinas, el sábado 2 de julio. La fecha litúrgica de los Mártires del Zenta será el 27 de octubre.

Beatifican a Mártires del Zenta en Salta
Foto: Facebook El Tribuno Salta.

El cardenal y prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Marcello Semeraro, presidió la Misa en el Parque de la Familia, ciudad de Orán, Salta, donde beatifican a los Mártires del Zenta, los sacerdotes Pedro Ortiz de Zárate y Juan Antonio Solinas, el sábado 2 de julio. Los principales concelebrantes fueron el nuncio en Argentina, Miroslaw Adamczyk; el obispo de Orán, Luis Scozzina; y cardenal primado de Argentina y arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli. Fueron acompañados también por el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Oscar Ojea, y el obispo castrense y delegado episcopal para las Causas de los Santos, Santiago Olivera, y más de 20 prelados de distintas partes del país.

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Scozzina, junto con la postuladora de la causa en el comienzo de la celebración se dirigieron a Semeraro para pedir en su nombre al Santo Padre, que inscriba en el número de los beatos a los siervos de Dios Pedro Ortiz de Zárate y Juan Antonio Solinas, y leyeron una reseña biográfica de ambos sacerdotes. Posteriormente, fue leída la carta apostólica enviada por Francisco, que declara beatos a los Mártires del Zenta, y fue descubierta la imagen oficial de la beatificación, entre aplausos. Luego fue entonado el himno dedicado a los Mártires del Zenta, cuya fecha litúrgica será el 27 de octubre. El cardenal Semeraro se refirió en la homilía a la historia del martirio de los nuevos beatos, la cual es «lejana en el tiempo, pero singularmente por algunos detalles sangrientos, también lejana de nuestra sensibilidad». «Cuando se trata de los perseguidos y ejecutados por odio a la fe o por la justicia practicada por amor a Cristo emerge una nueva clave de lectura, que Tertuliano expresó con esta clásica sentencia: ‘La sangre de los cristianos es una semilla’», reflexionó.

«El martirio de nuestros 2 beatos, nos resulta bien conocido; fueron el uno y el otro, ministros de la primera evangelización. Del beato Pedro, natural de esta tierra argentina, se podría decir lo que decían de Tomás Moro: fue un hombre para todas las épocas. También del beato Pedro se dirá que fue un hombre para todas las épocas, es decir, testigo de Cristo en muchos estados de vida. Un testigo del proceso lo ha descrito como ‘buen político, buen marido y padre, y luego un excelente sacerdote, que conocía bien a los indios y los defendía, los bautizaba y cuidaba como cristianos’», enfatizó Semeraro. «En cuanto al beato Juan Antonio, él era italiano, natural de Cerdeña, ingresó a la Compañía de Jesús e inmediatamente después de su ordenación sacerdotal llegó aquí dedicándose también a la evangelización de los indios. Al respecto, los testimonios han destacado su generosa entrega a sus necesidades, tanto espirituales como materiales, así como la atención pastoral en favor de españoles que habitaban aquí», afirmó el purpurado.

Aseguró que «fue el impulso misionero el que los condujo a un encuentro mutuo, juntos se pusieron al servicio del Evangelio y fueron fieles hasta el derramamiento de su sangre». Al día siguiente de la celebración en Argentina, el Papa Francisco animó, después del Ángelus del domingo 3 de julio en Roma, a que el ejemplo de los mártires beatificados en San Ramón de la Nueva Orán ayude a dar testimonio de la Buena Noticia. «Estos 2 misioneros, que dedicaron su vida a transmitir la fe y a defender a los pueblos indígenas, fueron asesinados en 1683 por llevar el mensaje de paz del Evangelio. Que el ejemplo de estos mártires nos ayude a dar testimonio de la Buena Noticia sin compromisos, dedicándonos generosamente al servicio de los más débiles. ¡Un aplauso para los nuevos beatos!», precisó el Pontífice, después de que beatifican a los Mártires del Zenta en Salta.

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