Arzobispo Azpiroz: «La caridad es un fuego que arde en nuestro interior que nos da fuerza para dar testimonio»

El arzobispo de Bahía Blanca, Carlos Azpiroz Costa, aseguró que «este hoy de Dios es el tiempo de la salvación, si no deberíamos decirle a Dios Uno y Trino que espere a que todo ande bien, para hacer el bien, ser buenos, para ser santos». «Toda misión no comienza con un mandato, sino que esta misión hace visible una dinámica de vida interior, que Dios mismo Uno y Trino comparte con nosotros», reflexionó.

Arzobispo Azpiroz La caridad es un fuego
Foto: Arquidiócesis de Bahía Blanca.

El arzobispo de Bahía Blanca, Carlos Azpiroz Costa, destacó que «la fe es una luz, la caridad es un fuego que arde en nuestro interior que nos da fuerza para dar testimonio», al presidir la celebración de la Santísima Trinidad en la la catedral Nuestra Señora de la Merced. El prelado indicó que «la fiesta de la Trinidad es la fiesta de la dignidad de los hijos de Dios, frente a ello, adoración y responsabilidad porque somos los herederos».

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«Estamos reunidos hoy de un modo nuevo, impensado ayer. No pretendemos que estos tiempos que son difíciles sean más fáciles o de una normalidad que normalice lo que normalizábamos y que sabemos que no era normal y tapaba muchas situaciones que ahora se están poniendo más claramente sobre la superficie. Este hoy de Dios es el tiempo de la salvación, si no deberíamos decirle a Dios Uno y Trino que espere a que todo ande bien, para hacer el bien, ser buenos, para ser santos», ratificó el prelado. Precisó que «dice Jesús en el Evangelio que todos somos, no solo discípulos, si no también misioneros». «Toda misión no comienza con un mandato, sino que esta misión hace visible una dinámica de vida interior, que Dios mismo Uno y Trino comparte con nosotros».

El arzobispo Azpiroz aseguró que «la fe es una luz, la caridad es un fuego que arde en nuestro interior que nos da fuerza para dar testimonio», tras enfatizar que «así estamos ya confesando esta Santísima Trinidad, la misión que el Padre y el Hijo envían al Espíritu Santo, para que nos confirme y también nosotros podamos decir ‘Padre’ y que somos hijos adoptivos, que somos herederos». «Si tocáramos el umbral de este misterio cuántas crisis de identidad habría de menos y cuánta esperanza de más en nuestro día a día, porque así sumergidos en la Trinidad descubrimos que nuestro conocer de la inteligencia y nuestro amar del corazón que pide rienda, son poderes del alma que encuentran en la Trinidad su fuente y su culmen, por eso somos hijos y herederos», reflexionó.

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