Los obispos de Inglaterra y Gales pidieron al gobierno que «presente prueba que justifique el cese de los actos de culto público», en un comunicado que publicaron el mismo día que el primer ministro británico, Boris Johnson, anunció el nuevo confinamiento durante cuatro semanas por el aumento de casos de COVID-19. El Parlamento de Reino Unido aprobó el miércoles 4 de noviembre el segundo periodo de cuarentena nacional que se extenderá hasta el miércoles 2 de diciembre.
«Es fuente de profunda angustia ahora que el Gobierno exige, una vez más, el cese del culto público comunitario. Si bien comprendemos las muchas decisiones difíciles que enfrenta el Gobierno, todavía no hemos visto ninguna prueba de ningún tipo que haga de la prohibición del culto comunitario, con todos sus costos humanos, una parte productiva de la lucha contra el virus», precisó la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales, presidida por el cardenal Vincent Nichols. Resaltó el trabajo de las comunidades que hicieron «mucho para que nuestras iglesias sean lugares seguros en los que todos hayan podido reunirse de manera supervisada y disciplinada». En un nueva declaración tras conocerse la decisión del Parlamento, los obispos de Inglaterra y Gales pidieron a los fieles que «hagan pleno uso de nuestras iglesias como lugares de oración individual y fuentes de consuelo y ayuda» frente a la prohibición del culto público.
At this difficult moment, we ask that, as a Catholic community, we make full use of our churches as places of individual prayer and sources of solace and help. We must sustain each other in our patterns of prayer, joining a national shared moment of prayer each day at 6pm. https://t.co/qL3ArThNPH
— Cardinal Nichols (@CardinalNichols) November 4, 2020
Pidieron respetar las regulaciones que prohíben la reunión de personas para el culto comunitario en iglesias y otros edificios religiosos. «A pesar de los profundos recelos, es importante que nosotros, como ciudadanos responsables, observemos este Reglamento, que tiene fuerza de ley», indicaron. «También es importante reconocer que este Reglamento no constituye un ataque a las creencias religiosas. Sin embargo, sí demuestran una falta fundamental de comprensión de la contribución esencial que hacen las comunidades religiosas al bienestar, la resiliencia y la salud de nuestra sociedad», lamentaron. El cardenal Nichols indicó, según publicó ‘Daily Mail’, que la prohibición «no está respaldada por ninguna evidencia científica».
I am deeply saddened to say that I have been asked by the Bishop not to offer private Mass while the Church is open for private prayer. I can’t go against the direct request of the Bishop. He had great empathy for my position, but still felt he had to ask me to desist.
— Fr David Palmer (@FrDavidPalmer) November 4, 2020
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