Los obispos de España defendieron a los benedictinos, la cruz y el cementerio del Valle de los Caídos, después que el gobierno de Pedro Sánchez aseguró que pretende expulsar a los benedictinos del Valle de los Caídos para resignificar el lugar y planea convertir el Valle en un cementerio civil. El secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, precisó que «la cruz es un signo de reconciliación, es el lugar en el que murió una Víctima», durante la rueda de prensa que brindó el jueves 1 de octubre que se realizó luego de la reunión de la Comisión Permanente.
«En ese lugar, incluso resignificado, y acogiendo las diversas perspectivas de la vida, sigue habiendo un templo, una basílica pontificia en la que se ora por el eterno descanso de los difuntos. La celebración de la Eucaristía, que es la muerte y resurrección de Jesucristo, es una referencia de esperanza para aquellos que quieran consolar así su dolor y afirmar su esperanza. Si hay cruz y si hay basílica, nosotros pensamos que es importante que haya una comunidad que mantenga el culto», indicó el prelado, al defender la permanencia de la Cruz y de una comunidad religiosa para rezar y celebrar Misa. Indicó que «resulta anacrónico hablar de cementerios civiles» y recordó en la actualidad «los cementerios parroquiales acogen a todos los que quieren ser enterrados, creyentes y no creyentes, personas que tienen una comprensión de la vida de una forma u otra».
Argüello afirmó que a los obispos de España les preocupa la llamada Ley de Memoria Democrática, pero no solamente por la cuestión del Valle de los Caídos. «La ley tiene varios aspectos, uno hace referencia al Valle de los Caídos, es importante, pero la gravedad de otros aspectos de la ley me parece de mayor relevancia, en el sentido de que siempre es grave querer escribir una especie de historia oficial y que quiera luego hacerse pauta educativa», aseveró. Además, consideró que la ley implica «una enmienda de algunos acuerdos de la Transición Española».
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