Los católicos de Nicaragua viven la Semana Santa intramuros por la prohibición de las procesiones que fue impuesta por la dictadura sandinista hace unas semanas. La ‘Borriquita’ no salió el domingo 2 de abril en las calles de Nicaragua, ni lo tampoco va a ocurrir como otras históricas procesiones, ya sea la de Ánimas o la del Encuentro a lo largo de toda la semana, situación que se da en un contexto de hostilidad y enfrentamiento del régimen contra la Iglesia.
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Suscríbase al boletín de VenLLa arquidiócesis de Managua realizó su tradicional procesión del Triunfo o ‘Las Palmas’ en un lateral de la catedral. En febrero pasado, el gobierno de Nicaragua prohibió sacar las procesiones durante la Cuaresma y la Semana Santa, al indicar que la procesión del Domingo de Ramos se limitaría a la realización del Vía Crucis y otras procesiones tendrían lugar en el interior de las parroquias, como precisó el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes. El Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos (Cenidh) denunció que «la prohibición de procesiones de cuaresma y Semana Santa en Nicaragua son una flagrante violación a la libertad de conciencia, religión y libertad de expresión».
«Este año, sin procesiones a nivel nacional, la Semana Santa estará incompleta, mutilada, faltará el cuerpo de la participación popular, pero ante tanta represión el fervor del pueblo debe resistir y fortalecerse», afirmó el organismo, aseveró que «más temprano que tarde los nicaragüenses volverán a salir en procesiones y en libertad». A pesar de que las procesiones no salieron a las calles, miles de fieles nicaragüenses asistieron a pequeñas procesiones que se realizaron en el interior de templos y catedrales. Los feligreses y asistentes de la catedral de Matagalpa, diócesis que preside Rolando Álvarez, preso político de la dictadura desde agosto pasado, denunciaron que el templo estuvo sitiado por la guardia de Ortega.
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