La Iglesia en Paraguay celebra su Congreso Eucarístico Nacional en la basílica de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé, el sábado 30 y domingo 31 de octubre. Durante 2 días hubo reuniones presenciales y telemáticas, en las que se hablaron sobre la comunidad cristiana que se centra en la Eucaristía, entre otros temas. El obispo de Benjamín Aceval y responsable de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), Amancio Benítez, indicó en la Misa del primer día que reunieron para «celebrar la presencia viva, real, sacramental de Cristo».
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«Dios es amor, Dios es donación, entrega y la entrega en la Cruz es la expresión máxima de Dios. La presencia real de Cristo en la Eucaristía nos hace comprender que el misterio de la cruz, es de una vez y para siempre. Nosotros recibimos, revivimos y actualizamos la presencia de Cristo, la expresión del amor de Cristo en la Eucaristía. La Eucaristía nos hace comprender, vivenciar, actualizar el misterio de la entrega de la cruz, el amor de Dios, por eso se llama el sacrificio Eucarístico», reflexionó Benítez. Además, exhortó a pedir cada día al Espíritu Santo que «aumente nuestra fe en la presencia real y viva de Jesucristo, hasta el punto en que cuando contemplemos la Eucaristía, nos arda el corazón». Después de la celebración eucarística hubo un momento llamado Velada Eucarística, en la que se reflexionó sobre el Triduo Pascual desde la vivencia de la comunidad cristiana centrada en la Eucaristía, el Vía Crucis, la Virgen María y la Resurrección.
El domingo 31 comenzó la celebración a las 6 de mañana con el Rosario Eucarístico de la aurora. Posteriormente, el obispo de Villarrica y presidente de la CEP, Adalberto Martínez Flores, celebró la Santa Misa y se realizó una procesión alrededor de la iglesia junto al Santísimo Sacramento. El Congreso Eucarístico Nacional, que celebra Paraguay, concluyó a las 9 de mañana después de la presentación de números artísticos. El padre Cristhian Medina, vicario cooperador de la basílica, indicó al canal ‘GEN’ que para celebrar este encuentro varias comunidades sacaron a los santos a las calles y fueron a visitar a los enfermos, mientras que en otros lugares hicieron catequesis, formación y adoración al Santísimo. «Buscaron la mejor manera para recibir a Jesús. Ese entusiasmo volvió a surgir desde el interior del corazón», destacó.
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