«EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO».
Por Fray Tuk.
Mateo 28, 16-20
Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de el; sin embargo, algunos todavía dudaron.
Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo».
SAN JERÓNIMO. Comentario al Evangelio de Mateo 4, 28.
«Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Primero enseñan a todas las naciones y, después de haberlas instruido, las bautizan con agua. En efecto, es imposible que el cuerpo reciba el sacramento del bautismo si el alma no ha recibido antes la verdad de la fe. Son bautizados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo para que sea único el don de aquellos cuya divinidad es una. El nombre de la Trinidad es el nombre del Dios único. Enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Notable precepto. Mandó a sus discípulos que primero enseñaran a todas las naciones, luego que las bautizaran con el sacramento de la fe y, una vez recibida la fe y el bautismo, que les enseñaran lo que debían observar. Y para que no pensemos que sus mandamientos no tienen importancia y son pocos agregó: …todo lo que yo les he mandado, a fin de que los que han creído, los que han sido bautizados en la Trinidad, cumplan todos sus preceptos».