Cardenal Müller: «Estados Unidos lidera campaña brutal de descristianización»

El cardenal Müller concedió una entrevista al diario digital kath.net en la que habló, entre otras cosas, sobre Estados Unidos y su nuevo presidente, Joe Biden: «No puedo apoyar a un político proabortista».

Cardenal Müller Estados Unidos

El cardenal Gerhard Ludwig Müller concedió una entrevista exclusiva a kath.net sobre la fuerte promoción del aborto del nuevo presidente estadounidense, Joe Biden, quien se autodenomina ‘católico’. El cardenal Müller sostuvo que «Estados Unidos, con su poder político, mediático y económico concentrado, lidera la campaña más sutilmente brutal de descristianización de la cultura occidental en los últimos 100 años». Ofrecemos a continuación un extracto de la entrevista traducida por InfoCatólica:

  • El presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, el arzobispo Gómez, le explica al presidente Joe Biden en una clara declaración: «Como enseña el Papa Francisco, no podemos guardar silencio cuando casi 1.000.000 de vidas en nuestro país son dejadas de lado por el aborto». ¿Qué está enseñando la iglesia sobre el aborto?

«Pues Dios, Señor de la vida, ha confiado a los hombres la insigne misión de conservar la vida, misión que ha de llevarse a cabo de modo digno del hombre. Por tanto, la vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables» (Vaticano II, Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo moderno Gaudium et Spes, 51).

  • El presidente Joe Biden se presentó, y no solo el día de su investidura, como un católico devoto y practicante. ¿Qué creíble es eso a sus ojos, dada su larga serie de declaraciones proabortistas y su declaración oficial en el 38 aniversario del Roe v. Wade: «En los últimos cuatro años el derecho al aborto ha sido atacado de forma extrema», así como  el anuncio de que nuevamente darán un apoyo masivo al aborto en los Estados Unidos y en todo el mundo, también financieramente?

Hay buenos católicos, hasta entre los más altos cargos del Vaticano, que con una ciega afección anti-Trump, aceptan o minimizan todo lo que ahora se está preparando contra los cristianos y todas las personas de buena voluntad en Estados Unidos. Ahora, continuó el cardenal Müller, Estados Unidos, con su poder político, mediático y económico concentrado, lidera la campaña más sutilmente brutal de descristianización de la cultura occidental en los últimos 100 años. Al hecho de que las vidas de millones de niños vayan a ser víctimas de la campaña de aborto organizada en todo el mundo bajo el eufemismo «derecho a la salud reproductiva» se le resta importancia al señalar los puntos débiles del carácter de Trump.

Un hermano, por lo demás muy estimado, me reprochó diciendo que no debería atar todo al aborto. Porque con la no reelección de Trump, se ha evitado el peligro mucho mayor de que este loco hubiera presionado el botón atómico. Pero estoy convencido de que la ética individual y social debe prevalecer sobre la política. Se ha superado el límite donde la fe y la moral se contrarrestan con el cálculo político. No puedo apoyar a un político abortista porque construya viviendas sociales ni tengo que aceptar lo absolutamente malo debido a lo relativamente bueno.

  • Hay obispos en los EE. UU. que hablan públicamente de que Biden no está en plena comunión con la Iglesia católica debido a sus declaraciones y acciones públicas con respecto al aborto, por ejemplo, el arzobispo de Denver, Samuel J. Aquila y el arzobispo emérito de Filadelfia, Charles Chaput. Chaput defiende que Biden no debería recibir la comunión en este momento. En contraste, el cardenal Wilton D. Gregory, arzobispo de Washington DC, dijo que no se desviaría de la práctica de que Biden continuaría recibiendo la comunión. ¿Cómo calificas eso?

Se ha infiltrado la opinión absurda, incluso entre los católicos, de que la creencia es un asunto privado y que en la vida pública se puede permitir, aprobar y promover algo malo. En una acción práctica concreta, es posible que los cristianos en un parlamento o en un gobierno no siempre logren hacer cumplir la ley natural en todos los puntos. Pero nunca deben participar activa o pasivamente en el mal. Al menos tienen que protestar contra él, y en la medida de lo posible, resistirlo, incluso si son discriminados por ello.

Cualquiera que como cristiano se declare en contra de la corriente principal de la propaganda LGBT, el aborto, la legalización del consumo de drogas, la disolución de la sexualidad masculina o femenina, es insultado y calificado como ‘de derecha’ o incluso ‘nazi’, aunque fueron precisamente los nacionalsocialistas, con su ideología biológica-darwinista social, quienes estaban en contradicción más abierta con la imagen cristiana del hombre. Los espíritus afines —que denigran a otros con comparaciones ‘nazis’, pero que al mismo tiempo se escandalizan por las comparaciones nazis— son más propensos a encontrarse allí donde uno se rebela contra el Dios que creó al hombre a su imagen y semejanza, como varón y mujer.

  • ¿Pueden los obispos de Estados Unidos confiar básicamente en que el Papa Francisco apoyará plenamente su compromiso provida, y a lo sumo podrían surgir desacuerdos sobre la cuestión de la sensibilidad al tratar con un presidente en ejercicio?

Al Santo Padre nunca le han faltado las palabras más claras contra el aborto como asesinato premeditado y, por lo tanto, ha sido vilmente calumniado por quienes suelen gustar de referirse a él y no pueden enfatizar lo suficiente el contraste con el anterior Papa Benedicto XVI…

  • ¿Pueden y deben los católicos estadounidenses, en vista de las posiciones a favor del aborto del nuevo presidente, simplemente aceptar sus llamados a la «unidad» y la curación de las heridas?

La reconciliación es lo que Dios nos ha dado a través de Jesucristo. Para los cristianos en política en particular, esto también debería ser un punto de referencia para su discurso y actuación. Pero una división ideológica en la sociedad no es superada por un lado empujando al otro al borde, criminalizándolo y destruyéndolo, de modo que al final todas las instituciones, desde los medios de comunicación hasta las corporaciones internacionales, solo estén dominadas por representantes de la voluntad capital-socialista dominante.

En Estados Unidos, como ocurre ahora en España, no cabe duda de que las escuelas católicas, los hospitales y otras instituciones sin ánimo de lucro financiadas con fondos públicos se verán obligadas a cometer conductas inmorales o ser cerradas si violan las normas. Ahora, a más tardar, incluso los más ingenuos deben darse cuenta de si el discurso sobre la reconciliación en la sociedad fue pronunciado en serio o fue solo un truco de propaganda. Especialmente aquellos que hablan de ello tan insistentemente deberían preguntarse críticamente sobre su contribución a la división. El lema «Si no quieres ser mi hermano, te romperé la cabeza» no es la forma correcta de lograr la reconciliación y el respeto mutuo.

CARDENAL MÜLLER: «ESTADOS UNIDOS LIDERA CAMPAÑA BRUTAL DE DESCRISTIANIZACIÓN».

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